martes, 3 de enero de 2012

24- Ema vestida de luna llena, y la lluvia de planetas

Ema encontró a Magalí junto a una ventana
incrustando cristalitos naranjas en sus cajitas guardasueños.
Vestía de violeta, rayo triste
partiendo el paisaje del hospital, impartiendo órdenes
a las hojas del jardín, solicitando remolinos
con arabescos trazados con sus dedos.
-Ema, mi alma, ¿Cómo van tus cosas, corazón?
Sabía que no podía contarle así, como si nada,
Buscó las palabras, la ubicó en tiempo y lugar,
La sacó de sus tormentas de viento, le trajo recuerdos
de otra edad, de otros sueños, otros jardines,
Y de Tomás.
Cuando iba a empezar a hablar de él,
notó que Magali había fijado la vista en una columna del patio,
señaló en esa dirección con su dedo índice,
y de las yemas de sus dedos, salieron mariposas rojas.
Cesaron los remolinos de otoño en el jardín.
Maga dejó sus cajitas en la mesa,
Maga violeta, pretérita, niña, margaritas iba dejando
por el patio del hospital.
Buscó a Tomás detrás de la columna,
y halló su caricia de mago, palomas sueltas en su espalda,
llovían preguntas,
cristales verdes besos como respuesta,
La urgencia de saberse uno en el otro, de averiguar
si plantaban lunas en los labios, en el paladar, aún,
al decir: “te amo”.
Ema cruzó el patio, y esperó a la sombra, tan bonita,
vestida de luna llena, se mezcló con las madreselvas,
Y esperó que dejaran de llover planetas azules

Sobre sus papás.
Esperó... horas enteras...debajo de un paraguas de añil.


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