viernes, 26 de marzo de 2010

Ema, en los días de la búsqueda, dentro del ojo de tiza (Parte 20)



Ema está feliz porque Joaquín, el niño mago,
Aprendió a decir “estrella”.
Dice que eso es un buen síntoma
En los niños con su condición.
Suele decir: -Un niño que dice “estrella” a su edad,
Será guía, sabrá decirnos
Hacia dónde va nuestro corazón.
Faustina disfrutaba de los vaticinios sobre su hijo
Mientras Ema iba y venía de la tienda de sombreros .
Alguna que otra vez, la vimos llena de carpetas y papeles,
Membretes azules con la palabra “embajada”.
Se me antojó que esa palabra era para Ema,
Como “estrella”, para Joaquín.
Luz, entendimiento, el placer de lo nuevo,
La angustia sutil de no poder alcanzarla,
Dulce esperanza.
También la vimos tomar el tren hacia el lugar del que volvía
Con ramilletes de manzanillas,
Los cambiaba allí, amorosamente,
Por nomeolvides y jazmines del país.
Tenía un sueño en los ojos violetas, un rezo,
Una empresa imposible.
Ella solita, de azul marino la tiñó la noche
En su terraza, dentro del ojo de tiza,
Convocando a la procuradora de los sueños bonitos:
- Maribel... haceme soñar con él, con sus libros, sus lentes, su pelo de miel.
Que venga con mis cinco jirafas hasta los pies de mi cama,
Como vienen los rayos de luna al amanecer.

Maribel pasaba justo por la vereda en su ronda nocturna,
Llevaba con ella una canción robada, un arrorró.
La suspiró, la tarareó, la silbó,
Y la estrofa de la cuna y la luna,
Quedó colgada del limonero.