domingo, 11 de octubre de 2009

Ema, vainilla y caramelo, portadora de instrucciones


Ema, vainilla y caramelo, portadora de instrucciones (Parte 8)


Decidimos, Ema y yo, hacer guardia
en torno a Mr Cook.
En cuanto saliera a cumplir con su naturaleza,
le quitaríamos el sombrero para principiantes.
Ema se dedicaría a explorarlo.
Así de simple, así de sencillo.
No sabíamos en qué momento de la tarde ocurriría,
entonces, sentadas frente a la ventana
con malvones blancos en el alfeizar,
ideamos el plan.
Ema guardaba silencio,
la luz de la casa se tornó tenue,
una vaquita de San Antonio bajó de la tapa de la azucarera,
Ema puso su dedo índice en función de la trepada.
levantó la vista y desplegó sus fulgores sobre mí.
-Mr Cook está afuera -dijo, llevándose el mismo dedo a los labios, el dedo portador del bichito -Shhhh
Ni ella ni yo vimos salir a Mr Cook del sombrero, pero el caso es que no estaba allí.
Ema lo tomó entre sus manos, en el camino pateó un cesto
con ovillos de colores, verdes y naranjas desparramados
en el parqué.
El sombrero tambaleó, se dio vuelta y cayó un papel.
Afuera gritó un vendedor de diarios, frente nuestro,
saltó Mr Cook como un rayo a meterse en él.
-¡Ema, tanto esperar! Traté de sacudirlo y espantarlo.
Ella me detuvo, con el papel en la mano,
los cordones de sus botas desatados,
la vaquita de San Antonio entretenida en su flequillo.
No me dejó leer la letra prolija y azul.
Miré hacia la ventana, porque acababa de penetrar
un suspiro de vainilla y caramelo.
me miró grave, hada naranja, torpe,
enredada entre lanas verdes.
-Este no es un sombrero cualquiera.
-No, es uno lleno de pelos de gato -contesté molesta.
Sin hacerme caso, firme y convencida, respondió:
-Viene con instrucciones, por favor, urgente, abrí mas la ventana.
Lo hice, aspiró una bocanada de caramelo y vainilla,
preciosa en el límite de la noche,
me sorprendió su carita de bruja.

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