jueves, 31 de diciembre de 2009

Ema y el conjuro de fin de año


Ema espera fin de año,
con su cabello suelto en la noche,
las estrellas en su terraza
duermen el sueño de los días antiguos,
escribe papelitos y los deposita en un cuenco
de su falda blanca.
Pronuncia palabras luminosas,
donde abundan las letras alegres,
Mr Cook observa y aprueba.
La luna redonda y bella,
teje hilos de plata en las pestañas
de la aprendiz de bruja.
Enciende velas celestes y lilas,
y al pronunciar los conjuros,
desparrama pétalos de rosas blancas,
que la brisa nocturna se lleva lejos.
Una lluvia de pétalos en el barrio de Ema.
toma un puñado y los aprieta contra su pecho.
Pide amor... amor...
El año viejo se va por el cielo, en una estela violeta,
y el nuevo, forma un círculo fuccia
alrededor de la luna
y llega a la Tierra en forma de estrellas.
Amor.. amor, pide Ema.
La terraza se ilumina, sus ojos brillan,
Ema pronuncia un nombre con L de luz,
de luciérnaga.
Mr Cook, da una vuelta sobre los pétalos ...
La noche es perfecta

sábado, 26 de diciembre de 2009

Ema, de mariposas de azúcar y jirafas extraviadas


Ema me dijo que tenía algo que hacer,
Y si quería acompañarla.
Fuimos juntas al barrio de las callecitas angostas,
Y el boulevard de los naranjos.
Nuestro olfato se lleno de vainillas.
Doblamos en una esquina, y de la falda blanca de Ema,
Se desprendieron mariposas de azúcar.
“Está radiante”- pensé- pero su rostro era el de una niña asustada,
brujita con el corazón herido por los malos sueños,
que vas en busca de respuestas necesarias.
- Yo tenía una familia de jirafas- dijo de repente.
Se pasó una mano por la oreja derecha
Y salió volando una mariposa azul.
- Una familia entera, un padre, una madre, unas jirafitas.
- ¿Jirafas... de verdad...? – dije como una tonta.
Ema me miró como se mira a un niño crédulo
al que hay que seguir mintiéndole, y me contesto:
-Jirafas de verdad...
Ema tenía esas cosas, de dejarte en ridículo, digo.
-¿Dónde las tenías?
-En una casa llena de libros y mesas desordenadas,
cinco jirafas, sin tiempo para ser felices.
- ¿Y a qué viene eso ahora?- le pregunté
- Nada, es sólo que las pienso.
Cruzamos la calle, Ema recitó una dirección de memoria.
Nos paramos frente a una puerta:
La tienda de SOMBREROS ENCANTADORES.
Vino de adentro ese olor a caramelo que ya conocíamos.
-También tuve un papá- soltó Ema, haciendo tintinear sus pulseras
al tocar el timbre- Se llamaba Tomás.
Me miró de reojo, se dio cuenta de mi mirada extrañada y agregó:
-Digo... además de las jirafas... tuve un papá.
Cuando se abrió por fin la puerta,
comenzó a caer una llovizna sobre nosotras,
que sólo mojaba a Ema.****

domingo, 20 de diciembre de 2009

El fabricante de calidoscopios


Gastón fabrica calidoscopios,
Los ofrece lejos, en lugares desérticos,donde hace falta un poco de ilusión.
El frío empaña sus ojos de luna,
pero él lleva fragmentos de arco iris en las pupilas.
Sé que lo protegen.
En cada uno de los colores, puse un deseo:
que las estrellas alivien las distancias en su corazón,
los ríos de la montaña, calmen su sed,
de hombre solitario,
y le llegue mi voz en la mitad de sus noches,
mis besos, cubriendo su cuello,
agonizando en su boca.
Sus calidoscopios llevan hechizos
de ciruelos en flor.
Al mirarlos, despliegan todo su caudal de fantasía.
Sé que Gastón escribe mi nombre en el barro, al amanecer,
lo sé, porque mi cuerpo es ave hacia su nido.
Cuando anochece, el cerro de los dragones es azul,
y en mis espejos mágicos,
puedo ver su casa en la sombra.
Amo su sonrisa a media luz,
sus piernas largas de tijeras filosas,
su barba oscura y sus lunares.
Puedo ver en los espejos la maravilla.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Ema, verde limón, lagrimitas de trébol (Parte 16)


En un patio pegado a la cocina charlaban Faustina y el Francés.
Ema supuso que sería importante la charla,
no por el tono, sino que, cuando reían,
salían por la ventana volutas turquesas y lilas
que iban a enredarse con el jazmín del país.
El Niño Mago también las advirtió, intentaba atraparlas
y hacer con ellas collares para sus tres gatos,
sólo que no tenían mas que dos.
Ema se paró en seco, bonita verde limón, ojos de bruja incrédula.
Notó que Joaquín decía: "- cuc, cuc" y ella abrió los brazos,
de sus mangas de bambula se desprendieron gatitos de brillantina,
el gato dorado, perdido, esperado, gato imposible,
se desprendió de los brazos del Niño Mago y saltó al regazo de Ema.
- Una señora me lo trajo al circo- dijo el domador, mirando desde la puerta.
Ema murmuraba cosas inentendibles, abrazando a Mr Cook con los ojitos cerrados.
El Niño Mago caminó hacia Faustina,
queriendo adornarla con una voluta que le sobró de los collares.
- La señora olía a vainillas y caramelo- siguió explicando el domador
- dijo que no estaría nada mal que pasaras a visitarla.
Ema miró a todos, con el asombro de sus ojos niños,
ojos de tormenta recién desatada, cuando todo huele a tierra húmeda.
Pequeñas lagrimitas verde rimel rodaron hasta el mentón,
y cayeron sobre el lomo de su gato encantado, hojitas de trébol,
brillantes, como el mismo encuentro.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Ema, verde limón y las revelaciones


Ema, verde limón y las revelaciones.

La mañana siguiente a la función del circo,
fue ya maravillosa desde su comienzo,
cuando todas las veredas del barrio,
olían a balde con agua fresca y malvón.
A Ema le habían pasado una nota por debajo de la puerta:
- Ema, vení a mi casa a las nueve, El Francés, el domador,
tiene noticias importantes.
Ema, que no suele despertar en el momento
en que abre los ojos,
sino mucho después, casi no entendió.
La nota estaba firmada por la madre del Niño Mago.
Se vistió de verde limón, y al salir,
el sol le hizo muecas desde sus pulseras de plata.
Ema... que hasta anoche no sabías nada...
Hoy tenés una nota pasada por debajo de tu puerta.
-“Cuando era una niña, tampoco sabía nada”- pensó para sí,
ni padres, ni casas para Ema, sólo despedidas,
y un cofrecito verdemar,
repleto de anillos
con un nombre grabado en la tapa:
“Maga”.
- “Sea lo que sea que tenga El Francés, será una revelación,
una certeza – pensó- eso es mas de lo que una bruja
puede tener”.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Ema, el circo y el domador de leones (Parte 14)


Los folletos estaban por todas partes,
un circo había llegado al barrio,
y al margen de la tristeza de Ema,
andaban las veredas salpicadas de lentejuelas,
los mismísimos artistas invitaban a la función.
La aspirante a bruja conversaba con los trapecistas,
no cabían dudas, preguntaba por Mr Cook,
podían haber visto por ahí un gato color caramelo
y para ella era de suma importancia.
Pasaba la escritora con su niño mago
simulando un viaje en triciclo, y a la pasada, dijo:
- Hay que preguntarle a algún domador, ¿tienen domador?
-¿Me buscaban? – dijo un hombre con ojos de estrellas,
apareciendo en la vuelta de la esquina.
De una enredadera arrancó una flor de mburucullá,
se acercó a la escritora, y se la ofreció, mientras Ema sonreía divertida.
Dios miooo, Ema sonreía.
- Soy El Francés, domador de leones, por elección,
¿Con quién tengo el gusto?
- Soy Faustina, escritora, también por elección, este es mi hijo Joaquín,
por fecundación, y mi vecina Ema, aspirante a bruja, portadora de
planetas de brillantina, frecuentada por estrellas, por designio supremo.
El domador las miró, y Ema tembló de felicidad,
pensando en las probabilidades de que este hombre encontrara a Mr Cook,
Y Faustina, también tembló, pero de manera, digamos, diferente.
Fueron invitadas a la función,
Y la noche se llenó de piruetas y bailarinas,
Y trapecistas de arabescos.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Ema lila en noviembre, ha perdido a Mr Cook (parte 13)



Ema perdió a Mr Cook una tarde de noviembre,
como si nada,
perdió al gato mientras tomábamos mate en la terraza.
- Este está amargo, Mr Cook se fue - había sido su sentencia.
- ¿Cómo que se fue? ¿Cómo sabés?
- Ya te dije, a este mate le falta azúcar.
Se levantó, y con ella, todo el séquito de mariposas,
saliendo por los bolsillos de sus jeans,
pegándose a los botones de su camisa lila.
El mate rodó por la pequeña mesa,
y fue a parar al piso,
unas gotas verdes salpicaron mi calzado.
Enseguida miré a la vereda, e iba Ema,
mezclándose con las flores de paraísos,
toda lila y azul Ema corriendo a su gato imposible.
Preguntó en todas partes, y todos los interrogados coincidieron:
todos habían visto pasar un resplandor amarillo rojizo
por las veredas.
- Se tomó un tren- aseveró una vecina,
aflojando sus ruleros en la ventana del comedor.
pero Ema ya estaba mirando a Joaquín, el niño mago,
que en brazos de su madre,
le señalaba con el índice la estación.
- La calesita está cerrada...- dijo Ema, sumida en la tristeza.
La madre del niño recogió una lágrima de la bruja
que cayó romboide y plata en el cordón de la vereda.
- Tendrá material para escribir- le dije mientras trataba
de abarcar a Ema con mi afecto inútil,
en forma de abrazo.
- No- me contestó la escritora- Sobre las lágrimas de Ema,
no acierto siquiera el título

martes, 3 de noviembre de 2009

Ema, el niño mago y las certezas


Ema, el niño Mago y las certezas

"- Ema, ¿Qué ves en los ojos de mi niño?
- Aún no puedo ver nada, porque tiene los párpados cerrados."

Me provocó risa este inicio de conversación:
Ema con la vecina de la vuelta, la escritora.
Parece que su hijo Joaquín, vino con una señal en las pupilas,
quieren saber si será mago.

"- Pero Ema, las brujas ven a través de los párpados."

No supo que responder, se puso nerviosa,
tenía las manos sobre la cabecita del niño,
y de las muñecas le salieron trazos de brillantina,
dibujando en el aire la forma de los planetas.

"- Vamos Joaquín... no podés perderte este prodigio de tu vecina-
le murmuró impaciente."

La madre, la escritora,estaba maravillada,
juntaba material para volcar por la tarde
en sus cuadernos inconclusos.
El niño abrió los ojos, sonrisa de azucena.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Ema de membrillo, vuelta al mundo y manzanilla (Parte 11)


Ema de membrillo, vuelta al mundo y manzanillas (Parte 11)

La encontré en una calle cercana a la estación,
qué bonita iba, sus ojos:
confundidos con las flores del Paraíso.
Llevaba una pena colgando del bolso,
la tristeza le había hecho una trenza
y reparé que no tenía sombrero.
Ema vestida de membrillo y Mr Cook, trompo dorado,
treparon al andén.
- Ema, ¿a dónde vas tan temprano?
- A cumplir una instrucción- dijo tan grave que me asustó.
-¿Es muy difícil?
- Hay unos ojos de calidoscopio en un lugar... y me están esperando.
- ¿Qué es ese lugar Ema? ¿Te puedo acompañar?
- Voy al manicomio, en unas horas estoy de vuelta.
Me mostró su bolso, llevaba caramelos de guinda.
Vino el tren,
el viento que trajo desplegó mariposas de sus hombros,
y de las medias furiosas, le brotaron margaritas.
En segundos, Ema desapareció.
Por la noche, pasó por mi casa cantando canciones de abuela,
con ramitos de manzanillas atados a su bolsito.
Todo el día pensé en ella, cuán terrible, un manicomio.
Cuando le pregunté cómo le había ido,
con su sonrisa de luna nueva
y lagrimita de mercurio azul, respondió:
- Me regalaron una vuelta al mundo,
y una muñeca con vestido a lunares
-¿Y dónde están??- porque Ema es así, es de inventar...
-Acá- me dijo, tocándose el costado del corazón.
Me quedé mirándola, las medias caídas, la trenza bien peinada...
-Te habrá sido difícil cumplir esta instrucción.
- No te creas, me traje sus risas en estas flores de manzanilla
- ¿Y sus llantos??
( A ver si Ema cree que un manicomio es cosa de chiste)
- No hubo llantos, sólo risas, sus caras como lámparas, sus manos, generosas como una sombra.
Siguió caminando sola.
Mr cook se sentó sobre los malvones de mi ventana,
el gato imposible tenía esas cosas.

lunes, 19 de octubre de 2009

Ema azul marino, sonrisa de lucero y su segunda instrucción (parte 10)


Ema azul marino, sonrisa de lucero, y su segunda instrucción (Parte 10)


Imposible dormir en estas noches
en que Ema anda cumpliendo sus instrucciones.
Es un ir y venir de Clodomira, de terraza en terraza,
Mr Cook escapando del sombrero a medianoche,
gato dorado dibujando arabescos
con su andar de carnaval.
Ema y su séquito de mariposas extraviadas,
al amparo del vuelo de su falda.
No preciso abrir la ventana para ver a Ema,
bella como una ofrenda.
La noche la vistió de azul marino,
y le puso el lucero por sonrisa.
Llevaba cofrecitos color ciruela
prendidos de un hilo de plata,
guirnalda sobre sus hombros nocturnos.
-Ema ¿A dónde vas con ese cacharrerío?
- Son los cofres donde todo el vecindario ha guardado
un deseo para sus sueños. Maribel me está enseñando...
-Vas a cumplir los sueños de los vecinos, Ema? ¿Y el mío?
- No me hace falta tu cajita, sé tu sueño de memoria, se parece mucho al mío. Te dejo, se hace tarde.

Durante toda la noche oí reír a Ema con Maribel,
de los árboles dormidos, escapaban bandadas de pájaros.
Rieron hasta casi salir el sol.
No recuerdo si soñé: en mí, el sueño y la vigilia,
tienen vestigios de sinrazón,
pero nuestra calle de cornisas inconclusas,
de azaleas en las ventanas grises,
amaneció celeste de lumbre, y
un durazno grandote como un sol,
colgaba de la terraza de Ema.
Salieron ella y Maribel con sus risas de aquelarre,
a encontrarse con el día.
Un séquito de mariposas blancas
iba detrás del gato dorado,
zig zag de azúcar doblaron la esquina.

domingo, 11 de octubre de 2009

Ema, verde manzana y su primera instrucción






Ema, verde manzana, y su primera instrucción (parte 9)


Septiembre fines,
incontables estrellas contornean la luna,
y Ema serpentea la calle de los paraísos.
Verde manzana y sombrero encantador.
Es tan preciosa la visión, que temo hablarle y se rompa.
Mr Cook la acompaña, va con la cola erguida,
como corresponde al gato de una bruja.
Ema mira hacia mi ventana,
camina, botas negras, luciérnagas lleva detrás de las orejas.
-Ema, ¿a dónde vas con Mr Cook y tan luminosa compañía?
Veo que conseguiste por fin usar tu sombrero...
-Sólo un ratito, una tregua con este gato imposible,
para seguir las instrucciones.
La miré interrogándola.
-Vamos a la esquina de la casa donde vivía Mr Cook, a contar estrellas.
-Ajá, a contar estrellas... - le dije estupefacta.
-Sí, sólo las que tienen destellos naranjas.
-Ema... no hay estrellas con destellos naranjas...
Mr Cook se detuvo mirándome, las luciérnagas revolotearon
hacia los paraísos, la luna bajó a mi ventana, sólo en pocos segundos.
La sonrisa de Ema penetró en mi corazón, como un rayo.
-Te veo en un rato- me dijo.

Y le creí, para siempre le creí.
¿Qué destellos podrían negarse a semejante contaduría???

Ema, vainilla y caramelo, portadora de instrucciones


Ema, vainilla y caramelo, portadora de instrucciones (Parte 8)


Decidimos, Ema y yo, hacer guardia
en torno a Mr Cook.
En cuanto saliera a cumplir con su naturaleza,
le quitaríamos el sombrero para principiantes.
Ema se dedicaría a explorarlo.
Así de simple, así de sencillo.
No sabíamos en qué momento de la tarde ocurriría,
entonces, sentadas frente a la ventana
con malvones blancos en el alfeizar,
ideamos el plan.
Ema guardaba silencio,
la luz de la casa se tornó tenue,
una vaquita de San Antonio bajó de la tapa de la azucarera,
Ema puso su dedo índice en función de la trepada.
levantó la vista y desplegó sus fulgores sobre mí.
-Mr Cook está afuera -dijo, llevándose el mismo dedo a los labios, el dedo portador del bichito -Shhhh
Ni ella ni yo vimos salir a Mr Cook del sombrero, pero el caso es que no estaba allí.
Ema lo tomó entre sus manos, en el camino pateó un cesto
con ovillos de colores, verdes y naranjas desparramados
en el parqué.
El sombrero tambaleó, se dio vuelta y cayó un papel.
Afuera gritó un vendedor de diarios, frente nuestro,
saltó Mr Cook como un rayo a meterse en él.
-¡Ema, tanto esperar! Traté de sacudirlo y espantarlo.
Ella me detuvo, con el papel en la mano,
los cordones de sus botas desatados,
la vaquita de San Antonio entretenida en su flequillo.
No me dejó leer la letra prolija y azul.
Miré hacia la ventana, porque acababa de penetrar
un suspiro de vainilla y caramelo.
me miró grave, hada naranja, torpe,
enredada entre lanas verdes.
-Este no es un sombrero cualquiera.
-No, es uno lleno de pelos de gato -contesté molesta.
Sin hacerme caso, firme y convencida, respondió:
-Viene con instrucciones, por favor, urgente, abrí mas la ventana.
Lo hice, aspiró una bocanada de caramelo y vainilla,
preciosa en el límite de la noche,
me sorprendió su carita de bruja.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Ema y la Cruz del sur


Todas las señales del universo
le decían a Ema que ya no esperara a Gastón,
pero consultó una noche a la Cruz del sur,
como le enseñaran las brujas sabias, alguna vez,
y los ojos de su mago, aparecieron
en los dibujos del cielo al amanecer.
"Que ya no lo espere" ...
"Pero mi cuerpo es un sólo temblor
cuando alguien pronuncia su nombre.
Lo presiento ajeno, fugado, tan lejos de mis espejos...
pero no lo olvido, su risa penetra en todos mis espacios,
su cuerpo se vuelve tan verdadero,
que su sudor me recorre, cosquillea en mi piel,
y me duermo con ese roce irremplazable."


"Cruz del sur, devolveme la fe, el sonido de su voz,
el abrazo de Gastón para seguir mi camino..."

domingo, 10 de mayo de 2009

Ema bonita, Ema violeta, nubarrón de primavera


Ema violeta, Ema bonita, nubarrón de primavera (Parte 7)


Veía a Ema triste, sin respuestas
acerca de su sombrero para aspirantes.
Intenté acompañarla a la calle de los naranjos,
pero se me adelantó, fue por su cuenta,
encaró el barrio de cenizas, vestida de violeta,
y entró en la tienda como un nubarrón de primavera,
otra vez el olor a caramelo,
la dueña parecía haberla estado esperando.
-Señora, Mr Cook parece tener un problema conmigo.
-¿Quién puede tener un problema con vos, Ema?
-Un gato dorado que no sale de mi sombrero.
-Ah... ah -al mismo tiempo que hablaba, la señora esparcía polvitos azules por toda la tienda,
la luz en los ojos de Ema se hizo mas intensa:
en sus párpados, reían ángeles.
-Él está enterado de las novedades, sólo que
está preparando todo. Paciencia, Ema, paciencia.
-¿Cuánto tiempo mas habré de esperarlo?
-Ah... hasta que Mr cook termine su tarea -respondió con un acento complicado y pintoresco.
Ema como siempre, como nunca, no pidió explicación alguna.
Dijo en cambio:
-Señora, me es tan familiar el olor a caramelo...
La dueña sonrió, le acarició el flequillo, y sólo respondió:
-Está pronta la noche, Ema violeta, Ema bonita, vas a perder el tren.

domingo, 12 de abril de 2009

La pregunta de Maribel


Maribel, la procuradora de los sueños bonitos,
me preguntó qué es lo que mas me gusta
del hombre que elegí, desde el fondo
de una cajita de espejos,
Y le respondí
"tiene en la mirada la quietud otoñal,
y cuando ríe, sus pestañas son
un remolino de hojas castañas, sobre su rostro de miel.
Son sus lunares piedras de amatistas
desparramadas en sus mejillas.
No puedo dejar de mirarlo Maribel,
aún cuando está ausente.
Guarda en su boca el beso de los príncipes,
la humedad de sus labios, es bálsamo para mi herida.
Gastón trajo a mi casa
el viento del sur en sus brazos
y me cubrió con él,
me guió entre la tormenta.
Arrasó con mis miedos mas antiguos,
sus palabras liberaron a mis muertos,
los hizo volar hacia el alba, buscando la luz."
Maribel preguntó entonces qué haría si lo perdiera
y le respondí:
"Ningún hechizo podría retener a Gastón
si él quisiera irse,
sólo podría prepararle un camino de estrellas,
y pedir, Maribel, que uno de tus sueños,
lo acercara de nuevo, a mi casa de la soledad,
a mi barrio de vainillas y naranjos."

domingo, 8 de marzo de 2009

Ema, y su sombrero encantador, mas el inquilino




En una de sus visitas,
té aromático, palabras a borbotones,
Ema me contó del barrio de cenizas,
donde había ido a parar de casualidad,
de la calle de los naranjos, de las zanjas,
del empedrado.
Naranjos en el medio del boulevard.
- Fui a buscar un sombrero- me dijo- el aviso
decía: SOMBREROS ENCANTADORES- descruzó las piernas,
y del ruedo de su falda verde, se desprendió una mariposa.
Salió volando amarilla y negra hacia el ventanal.
- Ema, sombreros hay en todas partes- dije,
segura de haber dicho una tontería.
- Pero encantadores, no- volvió a cruzarse de piernas,
y su relato fue un hilo de plata en la oscuridad.

"- Necesito un sombrero encantador"
"- De bruja"- le dijo la vendedora. Olor a azúcar quemada
salía de su cocina.
"- De aspirante, porque bruja no soy"
"- El único sombrero de aspirante que tenemos, es ése de la esquina, que a la vez, sirve de dormitorio a Mr Cook.
El gato asomó la cabeza al oir su nombre.
"- ¿Y cuál es el problema?- dijo Ema, corriendo a acariciarlo.
"- Mr Cook viene con el sombrero, Ema"
"-¿Cómo sabe usted mi nombre?
"-Todo, tu falda de mariposas, tu olor a flores de maravillas,
tus ojos color tormenta, todo me grita que sos Ema.
"- Me llevo el sombrero- sonrió-con Mr Cook"

-Ema, es un muy bonito sombrero- le dije.
- pero no puedo usarlo, porque su inquilino no sale de él,
por nada del mundo.
-¡¡Devolvelo entonces!!!
- ¡¡No, ni loca!!!- dijo con cara de entendida- es un sombrero
para aspirantes, así está bien.

jueves, 12 de febrero de 2009

Ema, en la plaza de los ceibos, en llanto (parte 5)



La plaza de los ceibos a las seis de la tarde
es un incendio, una cosa de no creer,
de no tener que pasar solo por allí,
porque se visualizan las tristezas ajenas
entre tanto carmesí.
Con la calesita de fondo, distinguí un sombrerito azul,
y debajo, una cara, unos ojos,
unas lágrimas que tampoco eran de creer...
Ema vestida de azul contra el carrito de las manzanas asadas,
pequeña estela derramada sobre el arenero.
-Ema, bonita, pasaba por acá... y te vi tan cerca del dolor...
-Si, muy cerca, el dolor que duerme en el arenero, en el barrilete
colgando del poste de luz.
-Ema, si vos llorás...el dolor está rodando con las bicicletas,
reventando en los pochoclos,
atisbando detrás de los chupetines violetas...

Ema alzó los ojos, sacó un pañuelo lila de su bolsillito
Y dijo un nombre que... Ay...Ema... es siempre el mismo!!

Entonces el sol acabó de ponerse,
Descorrió las discretas cortinas de la noche,
Y Ema transitó por el camino de margaritas,
Hacia su calle de perros amarillos, hacia su casa del limonero,
Hadita de trapo y lentejuelas,
Estrella diminuta detrás de su ilusión.

viernes, 9 de enero de 2009

Ema y la procuradora de los sueños bonitos (parte 4)



Ví a Ema caminando, salteando baldosas
por la vereda de las fábricas,
una sí, una no, Maribel dónde estás, Maribel dónde estás –repetía.
Ví a Ema, a pleno sol, de piloto rojo,
paraguas en la mano, y botitas: -Maribel dónde estás,
procuradora de los sueños bonitos, estoy enojada con vos,
Maribel, porque anoche lo soñé y su voz,
traspasó las tostadas de mi desayuno,
atravesó mi garganta, junto con la borra del café.
Ema, hechizadora vestida de rojo, bruja triste, invocando a Maribel:
-Maribel, Maribel, limpiame de la sonrisa que me dejó colgada este mago,
del respaldo de mi cama.
(Llora Ema pasando frente al paredón de la fábrica, y sus lágrimas bendicen)
Y de pronto la lluvia sigue a Ema,
la sigue como si fuera lo último que hará La lluvia en este mundo,
Y cuando digo la sigue, la sigue,
porque detrás de la bruja triste, sólo el sol Y las baldosas secas.
Ema avanza con un chaparrón sobre su cabeza,
sonríe, y su paraguas sin abrir: -Maribel, Maribel... por fin!!!
no te equivoques conmigo, procuradora de los sueños bonitos,
que vengo con esta tristeza que no puedo domar, ni hacer desaparecer...
Ema y su chaparrón, doblaron en la esquina,
ojalá esta noche sueñe con amapolas y barriletes.

Maribel, la procuradora de los sueños bonitos