sábado, 12 de diciembre de 2009

Ema, verde limón, lagrimitas de trébol (Parte 16)


En un patio pegado a la cocina charlaban Faustina y el Francés.
Ema supuso que sería importante la charla,
no por el tono, sino que, cuando reían,
salían por la ventana volutas turquesas y lilas
que iban a enredarse con el jazmín del país.
El Niño Mago también las advirtió, intentaba atraparlas
y hacer con ellas collares para sus tres gatos,
sólo que no tenían mas que dos.
Ema se paró en seco, bonita verde limón, ojos de bruja incrédula.
Notó que Joaquín decía: "- cuc, cuc" y ella abrió los brazos,
de sus mangas de bambula se desprendieron gatitos de brillantina,
el gato dorado, perdido, esperado, gato imposible,
se desprendió de los brazos del Niño Mago y saltó al regazo de Ema.
- Una señora me lo trajo al circo- dijo el domador, mirando desde la puerta.
Ema murmuraba cosas inentendibles, abrazando a Mr Cook con los ojitos cerrados.
El Niño Mago caminó hacia Faustina,
queriendo adornarla con una voluta que le sobró de los collares.
- La señora olía a vainillas y caramelo- siguió explicando el domador
- dijo que no estaría nada mal que pasaras a visitarla.
Ema miró a todos, con el asombro de sus ojos niños,
ojos de tormenta recién desatada, cuando todo huele a tierra húmeda.
Pequeñas lagrimitas verde rimel rodaron hasta el mentón,
y cayeron sobre el lomo de su gato encantado, hojitas de trébol,
brillantes, como el mismo encuentro.

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