viernes, 9 de enero de 2009

Ema y la procuradora de los sueños bonitos (parte 4)



Ví a Ema caminando, salteando baldosas
por la vereda de las fábricas,
una sí, una no, Maribel dónde estás, Maribel dónde estás –repetía.
Ví a Ema, a pleno sol, de piloto rojo,
paraguas en la mano, y botitas: -Maribel dónde estás,
procuradora de los sueños bonitos, estoy enojada con vos,
Maribel, porque anoche lo soñé y su voz,
traspasó las tostadas de mi desayuno,
atravesó mi garganta, junto con la borra del café.
Ema, hechizadora vestida de rojo, bruja triste, invocando a Maribel:
-Maribel, Maribel, limpiame de la sonrisa que me dejó colgada este mago,
del respaldo de mi cama.
(Llora Ema pasando frente al paredón de la fábrica, y sus lágrimas bendicen)
Y de pronto la lluvia sigue a Ema,
la sigue como si fuera lo último que hará La lluvia en este mundo,
Y cuando digo la sigue, la sigue,
porque detrás de la bruja triste, sólo el sol Y las baldosas secas.
Ema avanza con un chaparrón sobre su cabeza,
sonríe, y su paraguas sin abrir: -Maribel, Maribel... por fin!!!
no te equivoques conmigo, procuradora de los sueños bonitos,
que vengo con esta tristeza que no puedo domar, ni hacer desaparecer...
Ema y su chaparrón, doblaron en la esquina,
ojalá esta noche sueñe con amapolas y barriletes.

Maribel, la procuradora de los sueños bonitos