jueves, 12 de febrero de 2009

Ema, en la plaza de los ceibos, en llanto (parte 5)



La plaza de los ceibos a las seis de la tarde
es un incendio, una cosa de no creer,
de no tener que pasar solo por allí,
porque se visualizan las tristezas ajenas
entre tanto carmesí.
Con la calesita de fondo, distinguí un sombrerito azul,
y debajo, una cara, unos ojos,
unas lágrimas que tampoco eran de creer...
Ema vestida de azul contra el carrito de las manzanas asadas,
pequeña estela derramada sobre el arenero.
-Ema, bonita, pasaba por acá... y te vi tan cerca del dolor...
-Si, muy cerca, el dolor que duerme en el arenero, en el barrilete
colgando del poste de luz.
-Ema, si vos llorás...el dolor está rodando con las bicicletas,
reventando en los pochoclos,
atisbando detrás de los chupetines violetas...

Ema alzó los ojos, sacó un pañuelo lila de su bolsillito
Y dijo un nombre que... Ay...Ema... es siempre el mismo!!

Entonces el sol acabó de ponerse,
Descorrió las discretas cortinas de la noche,
Y Ema transitó por el camino de margaritas,
Hacia su calle de perros amarillos, hacia su casa del limonero,
Hadita de trapo y lentejuelas,
Estrella diminuta detrás de su ilusión.

4 comentarios:

  1. Cuanto hacia que no visitaba a Ema... ella siempre tan hermosa, enamorada e ilusionada... este capítulo es como para seguir regando el bosque de sueños con lluvia de esperanzas intermitentes
    Me encantó
    Besossss***

    ResponderEliminar
  2. Graciasss, me está gustando traer a Ema acá.. ella siempre enamorada de su mago...

    te quiero, besoooossss

    ResponderEliminar
  3. Dios qué bonito escribes Carina.
    Vuelvo en otro momento para seguir leyéndote.
    Así mientras no hablo.

    ResponderEliminar
  4. Rosa, muchas gracias por pasar por este blog, un beso

    ResponderEliminar